El poeta

El poeta para ser casto y puro ha de vivir

retirado y absorto en su destino,

en su claustro místico de palabra e imagen

y en el sueño del alma y los sentidos.

Que hermoso es alzar la frente y ver

los racimos de estrellas en los nidos de oro,

sentarse, y en la tranquila noche respirar

el constelado humo que vira en torno.