Agobiado un día

Agobiado un día por pesar y tormento,

marchito el amor, la  juventud caduca,

¿son cuitas que en el corazón laten

o es de réquiem la nota que se anuncia?

En este yerro en que la vejez asoma

al réprobo quitando salud y contento

toma el hombre de sí la medida,

mísero polvo del vital aliento.

Sigilosa adelfa en mi lozanía

fueron tus besos, oh, inestable vida

que primero ciernes lo que más tarde

con fuerte mano reduces a ceniza.

Mancillada carne, desgastados huesos,

en fatal presidio de la muerte reo,

floja esperanza que mira al cielo

en busca de paz, dicha y consuelo.

El reo clama, el yugo se aprieta,

de la crátera apura lo poco que queda,

al fin alternando lamento y tristeza

tras hondo suspiro la muerte se acerca.