Refulgiendo están en el Moncayo

Refulgiendo están en el Moncayo las primeras nieves,

el tibio sol de la mañana ya está meciendo el almidón,

y en los fríos páramos que Castilla de Aragón separan

tiemblan los esquilmados ramajes al mugir el aquilón.

Cuantas veces en este yermo paisaje, donde la pavesa

abraza con su ceniza los desiertos campos del corazón,

he soñado con la calidez de un huerto florido y lozano

donde nazcan sin mesura las sublimes rosas del amor.